Pronombres.

Omitir el sujeto de una frase puede ser tan práctico como peligroso. A uno le pueden haber dicho «sensible, irritable y con pelazo», pero no deberías obviar que el emisor sea tu proctólogo.

Me sorprende el manejo que percibo últimamente de los sujetos, para señalar con la vara (la de arrear). Yo soy yo. A veces ciudadano, otras, contribuyente, y en ocasiones, las menos, persona. Yo, con vosotros, soy sociedad, pueblo: imprescindible 5 días a la semana; irresponsable los otros 2 y soberano cada 4 años.

Entre lo implícito y lo explícito hemos encontrado en la virtud de los pronombres personales el punto medio. Pero ¿qué es el punto medio? ¿Unoo frenesí? ¿Mi nota media de l? l ll que las librerías cierran porque tú no lees, se contamina porque yo no reciclo, las crisis llegan cuando vosotros vivís por encima de vuestras posibilidades, y la clase política es mediocre porque así somos nosotros. Sin entender cuántos ‘yo’ hay en un ‘nosotros’. Ni cuántos equivalen a ellos. Ni si son más y mejores que tú y que yo, que somos todos. O casi.por los berberechos oye ool

Aun así, siempre fueron más elegantes las elipsis que los flashbacks y será preferible avanzar intentando ser mejores: separar el vidrio del plástico, el grano de la paja y el libro del panfleto. Sin confundir que no haya nada que hacer con que no haya que hacer nada. Evitando ser entre todos un TODO de sujetos omitidos.

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